domingo, 24 de julio de 2016

El futuro para las ciudades

Un novedoso concepto mira hacia el desarrollo integral citadino a partir del uso de las nuevas tecnologías. Sin embargo, solo será posible aplicarlo si se erradica la pobreza y se cierra la brecha que separa a la humanidad

Todavía es una definición que esta a prueba, pero a cada momento va abarcando más terreno. Estamos hablando de la llamada «ciudad inteligente», como se le llama al centro urbano centro urbano que traza rutas de desarrollo marcadas por la sustentabilidad.
La terminología surgió en estos 10 años en el idioma inglés, como smart city, y se ha convertido en un indicador de eficiencia para mayores ciudades del planeta en su visión hacia el futuro.
Los cálculos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en Francia, demuestran que hacia 2050 la humanidad va a crecer en 2 000 millones de habitantes, los que se unirán a los 7 000 millones que actualmente poblamos el planeta.
En dicho informe, de fecha en 2012, la OCDE notificó que de no tomarse medidas drásticas, el crecimiento demográfico tendría un impacto medioambiental y social sin precedentes. Ello se debe a que la mayoría de la población se asentaría en las ciudades.
Aunque no es la primera advertencia en este sentido, ya son varios los centros urbanos que se dedican a tratar de mejorar su desarrollo con un concepto de sostenibilidad en el que las nuevas tecnologías desempeñan un papel predominante. Y como podrá suponer, estos centros urbanos se ubican en el llamado Primer Mundo.

Concepto en pañales

Fundado en 2013, el Consejo para las Ciudades Inteligentes (SCC, por sus siglas en inglés) es una iniciativa no gubernamental creada por numerosas compañías que buscan desarrollar mejores centros urbanos.
La entidad se ha constituido en pionera de una filosofía de desarrollo urbanístico y social que todavía no tiene un concepto definido en toda su extensión. Por el momento, desarrollar una ciudad inteligente se entiende como el deseo de que las urbes inviertan en capital humano e infraestructura para promover una mejor calidad de vida y lograr un desarrollo económico-ambiental sostenible, con una gobernanza participativa. Todo ello, aclara el SCC, con una visión centrada en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Acaso esa es la razón por la que este organismo está conformado, en su mayoría, por compañías tecnológicas como IBM, Microsoft, Huawei, Cisco, AT&T, Panasonic, Intel y Siemens, por solo mencionar algunas.
Si se aplica este modelo de desarrollo, afirma el SCC en su web, las ciudades tendrán mejores servicios de agua, electricidad, telecomunicaciones, gas, transporte, medicina, seguridad e infraestructura pública, entre otras comodidades.
Pero ¿cuándo se comienza a construir o desarrollar una ciudad inteligente? ¿Es necesario (re)hacer la ciudad? Según un informe de Cisco, «el factor de impulso más significativo para la ciudad inteligente consiste en mejorar las infraestructuras de los sistemas de energía, agua y transporte», un camino que pasa por un mejor uso de los datos que son posibles colectar mediante una red de sensores.
El mismo reporte, titulado «Preparación para una ciudad inteligente: comprender los problemas para acelerar el proceso», indica que una encuesta aplicada a 668 autoridades municipales de distintas ciudades del mundo arrojó que el 62 por ciento se encontraba en una etapa de estudio de este camino de desarrollo, y solo el 18,7 por ciento estaba en las etapas iniciales de un plan piloto. Sin embargo, quizá lo más relevante es que se envió el formulario a 40 000 suscriptores y solo respondió el 1,67 por ciento.

Sensores por todos lados

Las ciudades que se han propuesto ser inteligentes profundizan su desarrollo con soluciones creadas a partir de las TIC, especialmente con la llamada Internet de las Cosas.
Para ello deben tener un desarrollo amplio en su infraestructura de telefonía móvil y redes informáticas de todo tipo que soporten el tráfico de datos.
Y es que a la altura de este 2016, la conectividad trasciende a las redes de ordenadores y móviles, puesto que los sensores para colectar datos pueden instalarse en casi cualquier «cosa».
Un parque, una guagua, un latón de basura, un parqueo, una estación eléctrica. Cada uno de estos medios puede llevar un sensor que brinde datos para que estos sean luego procesados.
Como puede ya suponer el lector, también es relevante para el desarrollo de una «ciudad inteligente» el uso del Big Data.
De hecho, los modelos que hoy se prueban en las grandes urbes se construyen a partir de centros de datos especializados capaces de procesar las soluciones informáticas inteligentes.
Dicho de otro modo, una red de sensores en los depósitos de basura permitiría al organismo que se encarga de su recogida saber el estado de llenado de los mismos, y así planificar las rutas. Con el tiempo, se ahorra combustible.
Los mismos sensores, pero con la finalidad de determinar el espacio utilizado, pueden ayudar a los choferes a encontrar un parqueo vacío y cercano a su destino. Si se mide el movimiento y se combina con la tecnología de sistema de posicionamiento global, los usuarios de los autobuses podrían saber, por otro lado, cuánto falta para que llegue su transporte. Son estos solo algunos ejemplos de cómo puede impactar el uso de las tecnologías en la mejoría de la calidad de vida dentro de las ciudades.

Asignatura pendiente

En la XVI Feria y Convención Internacional Informática 2016, celebrada el pasado marzo en La Habana, la empresa Huawei mostró una interesante solución integral para convertir una ciudad en un entorno de tecnologías inteligentes.
Expertos de la empresa explicaron en una conferencia durante el evento que la solución Huawei Smart City «reinventa la arquitectura urbana» al enfocarse en tres aspectos: Gobierno, industria, y vida.
Para ello, Huawei utiliza una combinación de la red de telecomunicaciones con tecnologías de computación en la nube, siendo la colaboración una premisa esencial. Así, los datos públicos son cruzados y comparados en la toma de decisiones.
En el caso de los Gobiernos, la solución integral de Huawei busca resolver dilemas de la vida diaria, como la seguridad ciudadana, el transporte, las emergencias médicas, el manejo de la energía y la protección ambiental.
Sectores como el turismo y las telecomunicaciones cuentan también con avances en este sentido, ya que Huawei ha creado soluciones para cada uno de estos en aras de brindar soporte y desarrollo.
La industria del ocio se beneficia con soporte técnico en vivo en todas sus instalaciones para ayudar a los visitantes, mientras en el área de las comunicaciones poseen diseños de centros de datos capaces de estimular la creación de espacios dedicados al desarrollo de software, algo así como lo que hoy es Silicon Valley, en California, Estados Unidos, en una escala más pequeña.
Otro aspecto interesante en el modelo de Huawei es la educación complementada con la computación en la nube. Esta solución facilita compartir el conocimiento almacenado en cualquier formato: texto, imágenes o video, además de comunicación interactiva entre docentes y educandos a distancia.
La solución de Huawei no es única, y otras empresas han comenzado a aliarse con Gobiernos locales por todo el mundo para ponerlas en práctica. No obstante, según el ranking conformado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra sobre ciudades inteligentes, a finales de 2015 el panorama era dominado por el llamado Primer Mundo.
La brecha —que no solo es digital, sino también económica— existente entre Norte y Sur, entre ricos y pobres, se nota con más  fuerza en este apartado.
Nueva York, Londres, París, San Francisco, Boston, Ámsterdam, Chicago, Seúl, Génova y Sydney conforman los diez primeros lugares de esta lista, la cual incluye a 181 ciudades del mundo.
Por América Latina, luego de 79 ciudades primer mundistas, aparece Santiago de Chile en el número 80. Los números hablan por sí solos.
Si bien las TIC coadyuvarán al desarrollo de las ciudades y sus ciudadanos, resulta claro que primero es necesario cerrar las diferencias impuestas por los más ricos del planeta. Acaso esa sería la movida más inteligente de todas.
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